La odontología infantil es la parte de la odontología que se encarga de la prevención, diagnóstico y tratamiento de la patología bucodental de los pacientes entre 0 y 14 años. Se recomienda que la primera visita se realice en el primer año de edad. Además, empezando tan pronto, conseguimos acercarnos de forma que para el niño o la niña sea divertido ir al dentista y puedan crear una rutina saludable, los padres deben ser conscientes de la importancia de la salud oral de sus hijos y buscar la orientación de un odontopediatra. La primera visita al dentista puede ocurrir tan pronto como aparecen los primeros dientes, alrededor de los seis meses de edad.

Conservar los dientes temporales es fundamental para el correcto desarrollo de los maxilares y, sobre todo, para la conservación del espacio en el que harán erupción los dientes permanentes. Es importante evaluar el riesgo de caries de forma individual en cada niño y poder aplicar protocolos adecuados para el mantenimiento de sus dientes sanos durante toda su vida. Nuestro equipo médico está especializado y altamente cualificado. El dentista infantil (odontopediatra) debe revisar al niño desde el primer año de vida, incluso antes de que salga su primer diente, ya que el odontopediatra no sólo se encarga de curar las caries, sino que revisa los frenillos, la posición de los maxilares, las funciones orofaciales (respiración, deglución, masticación y fonación) y los hábitos (chupete, chuparse el dedo, el labio, bruxismo etc).

Además, en cada fase del desarrollo del niño hay que evaluarlo, porque los niños están en continuo cambio. Lo que a una edad es normal en otro momento es patológico, y en cada etapa debemos controlar si todo sucede con normalidad o hay que actuar, ya sea activamente porque haya patología o de forma preventiva. La evaluación temprana en odontopediatría es un aspecto fundamental para garantizar la salud bucal de los niños desde sus primeros años de vida. Este enfoque preventivo tiene como objetivo identificar y abordar cualquier problema dental de manera anticipada, lo que puede resultar en tratamientos menos invasivos y más exitosos a largo plazo.

También debemos tener en cuenta que el niño no es una boca, sino que debemos meter en la ecuación en qué contexto está ese niño, a nivel emocional y social. En el niño vamos a diferenciar diferentes etapas, de 0 a 3 años, de 3 a 6 años, de 6 a 14 años y a partir de los 14 años, cada etapa tiene sus particularidades y debemos, como ya hemos dicho, controlar y revisar diferentes cosas, siempre con la idea de que cada caso es diferente y hay que tenerlo presente. En Clínica dental Amelar trabajamos codo con codo con otros especialistas: pediatras, logopedas, fisioterapeutas, osteópatas, dietistas, otorrinos; por lo que se ve la boca del niño como una parte más de su cuerpo, no como un aparte aislado.